Mañana :)
Nuestro más sincero apoyo a todos los bomberos y personas que colaboran sin desanso para detener el incendio del Alt Empordà; y mucho ánimo para la gente afectada. Esperemos que no avance más... ¡Nos mantendremos conectados!
Andrea Gusart y CLUC HOTEL BEGUR, Empordà
Hoy he vuelto a creer en las personas. He descubierto que
los buenos corazones no-son-los-padres. Existen. Y son rojos y generosos y
amables y honestos y gorditos y laten fuerte, muy fuerte.
De camino al trabajo he perdido el bolso. Mientras corría de
vuelta Diagonal abajo, recordaba todas y cada una de las cosas que tenía dentro,
y detenía a los ciclistas que me cruzaba para advertirles de mi pérdida. Todos
me han escuchado e incluso me han apuntado su móvil por si lo encontraban.
Sudada y llorosa, he conocido a una mujer que me ha dejado su Bicing para
continuar mi marcha y animarme, “tú también lo harías, confío en ti”, me ha
dicho. Y luego me ha regalado un T-10 con siete viajes. “Si queda gente buena
en el mundo, lo recuperarás”, decía, “y estoy segura de que la hay, ya verás”.
Con el corazón en un puño, seguí pedaleando. Las lágrimas, la rabia y la
impotencia me entorpecían pero yo pedaleaba sin parar. Me han escuchado
extranjeros y farmacéuticos. Me han aconsejado ejecutivos y limpiadores. Todos
me han ayudado. Un señor hasta me ha dado 20€ para que cogiera un taxi hasta la
comisaría. Al llegar a los mossos, me he enterado de que Julieta, una joven profesora
de la UPC de arquitectura, había recogido mi bolso del suelo y no lo pensaba soltar
hasta que yo fuera a buscarlo en persona. Al quedar con ella, entre abrazos y
agradecimientos, he abierto el bolso y allí estaba todo: gafas, monedero,
tarjetas, dinero, móvil, llaves, libreta, chicles…. Repito, todo.
¿Qué no existe el compañerismo y la ilusión por ayudar? ¿Qué
no qué? ¿Qué? Basta ya. Ya está bien de lloriqueos y quejas infames. Hay que
saber valorar lo bueno para luego criticar lo malo. Y lo bueno es real, yo lo
he vivido y se contagia.
Todas y cada una de las personas que hoy me habéis
ayudado, gracias por conseguir que llorara más. No por pena. Sino por alegría.
Por ilusión. Porque la ilusión hace que las personas sean felices. Y que los
felices, coman perdices.
Andrea Gusart, 11 Julio
2012
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