Damas y caballeros, después de varios días explorando el edén... alcancé el nirvana en las pequeñas Cícladas Griegas. Fue el sueño de muchas noches de verano. Un sueño limpio y real. Idílico, mágico, pastoril y bucólico. Fue, sin duda, EL sueño. Pero como todo sueño, no sería posible sin un inicio y un final. Así, que con las copas en alto brindando al son de "yamas", le digo al verano: "hasta siempre amigo mío... siempre, hasta siempre".




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