Había una vez una eme, dos cés, una a y dos enes. Una primera impresión, un intercambio de miradas, un hurto de ubicaciones y una hoja en blanco y negro. Muchas ideas por sacar, siempre con una vuelta más. La vuelta al mundo de Willy Fog.
Mañanas somnolientas, revelaciones inesperadas y Lumihoras intempestivas. Viernes musicales y música de viernes. Madrugadas muydrogadas. Colocón de jolgorio. Orgía de chuchería.
Había una vez, señores y señoras, una copy medio arte y una arte medio copy.
Había burgueses, deefes pivones y Desmarianos heviatas. Había chicos divertidos. Jornadas intensivas, intensivos de Greens, cenas, risas, charcus y Kittys. Flamas del Tomás y cigarros en manos temblorosas… ¡Hipocondríaca!
Había una vez una masía, muchas playas, juegos, chicles Lou y una súper heroína saliendo por la ventana de mi coche. Un verano con sabor a sal. Piel con olor a trigo. Un verano libre. Tropical. Y gratis. 

Y vuelta al día a día con grandes jefas y pequeños momentos seguidos de muchos instantes e interminables santiamenes. Nostalgia. Dulce melancolía.
Había, sin duda, buenas andreas en tu vida. Había pies negros, atardeceres rosados y vino blanco en la plaza Molina. Había Casios, trenzas de espiga y fotografías muytú.
Partieron los que se fueron y vinieron los que llegaron. Teníamos un poco de salsita, McCannadaslasquequieras y otras cosas requetePinteresantes.
Luego vinieron los Mandriles, los Pisitos y las ginebras más caras vestidas al más puro estilo años veinte. Verduritas al wok bailando a la luz de la luna, mercadillos en Sarrià y tazas de corazones. Paratodalavida con acento portorriqueño.
Una Mari. Y una Pili.
Dos leonas. Dos peleonas. Dos mandonas. Dos cabezonas. Dos mamonas.
Y al final, madremía, ¿sabes de qué me di cuenta? Me di cuenta que este es el cuento de nunca acabar. Así que no te alejes, vale. No se lo digas a nadie pero me ponen mucho las berenjenas como tú. 



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