Todo menos esa frase
Ella pide otra ronda, saca la cajetilla, coge un habano y se lo enciende. No traga el humo. Piensa en lo que lleva puesto. Él la mira sorprendido. Expectante. Hay algo en ella que le hace sentirse estúpido cada vez que abre la boca. ¿Por qué será? Se pregunta para sus adentros. Qué rabia. DesvÃa la mirada hacia el cartel luminoso de Jagermeister. Como mola. Me lo llevarÃa al piso, piensa. Gira levemente la cabeza y se ve reflejado en el espejo de los destilados. Vuelve a la realidad. Claro que sÃ, he llegado hasta aquÃ. Voy a decÃrselo. Venga valiente. Se voltea hacia ella, que sigue penetrándolo con sus ojos felinos. No puede evitar torcer la mirada hacia sus labios rojos. Por dentro es todo titubeo. Por fuera, se siente osado. Oye... ¿te puedo confesar algo? Ella cambia la cara. Oh, no. Esa frase no, piensa. Todo menos esa frase. Pero exterioriza, mmm... sà claro, dime. Espera una declaración fatÃdica que no le apetece nada oÃr.
Pero para su sorpresa él abre la boca y vomita un cúmulo de palabras a toda velocidad.
Creo-que-tengo-miedo-a-que-te-me-tires-y-me-acoses-o-me-desgarres-la-ropa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario