Hay días en los que un Montero divertido se pone una falda de lona mientras te dice que haces cara de sobada. Tu lo miras y se lo agradeces ironizando pero en realidad sabes que es porqué no te has pintado la ralla negra. Días en que MadreMía (que no MammaMía) bebe, compra unos bitlletes y se va a Alemania amando a su padre. Días en que un Federico García argentino sostiene pancartas diciendo algo así como que quiere dormir. Días en que una Bianchi sueña con LT&LU. Una Brossa busca balcones desesperadamente. Y una Xandri piensa como llamar a algo por su nombre sin decir su nombre. 

Hay días de primavera. Días de abril. Días en que a un Julià le preocupa que sonrías y, como quien no quiere la cosa, te lo comenta ojeando un Dominical y añadiendo que le gusta cuando te estarrufas el pelo. Son días en que a un Puertas le coge por correr hacia tu silla y sentarse en tu sitio. Días en los que un Roquer que monta maquetas en el súperzulo planea irse a L.A. Y un Burés compra entradas para ver los Black Lips en la Bikini.

Son de esos días en los que te ha desaparecido tu único boli Bic. Esos en los que no encuentras tu botella de agua y acabas bebiendo en vaso de cristal. Días que ver como Belén Esteban manda a su hija a comerse el pollo son deberes y hormigas que parlanchean en televisión, también. 

Son días especiales. Días bonitos. Días de viernes; sin escuchar la lista de los viernes. Días soleados, con alguna que otra nube. Días, en que abres tu cajón buscando qué comer y encuentras un huevo Kinder Joy. Y lo abres con una Domínguez. Y te lo partes con ella. Y juntas, flipáis más que nunca con la explosión de sabor. 

Porque es un día. Uno más. Como cada día. Como siempre. Y como nunca. 




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1 comentario:

  1. (L)
    Hay días que me emocionas GusART.

    Madremía se escribe con Emedemea.

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